Aguas trasparentes, calas, acantilados, bahias y un mundo marino sano y vivo, definen uno de los últimos paraísos del Mediterráneo Occidental, el Parque Nacional de Cabrera. El archipiélago de Cabrera está formado por un grupo de islotes situados al Sur de la isla de Mallorca. Hace cuatro millones de años, todo el conjunto balear formaba parte de la masa continental; hace 12.000 años, Cabrera, a su vez, se separó definitivamente de Mallorca y hoy es el ultimo paraíso libre del Mediterraneo.
El Archipiélago de Cabrera compuesto por 19 islas o islotes, y situado a sólo 15 kilómetros de la costa sur de Mallorca, constituye el mejor exponente de ecosistemas insulares no alterados del Mediterráneo español. La maravillosa naturaleza intacta de Cabrera ofrece una costa recortada en bellísimas calas, con tan sólo una playa de arena en su litoral oriental.
La costa es muy accidentada con calas profundas y formas caprichosas que llenan de belleza todo su litoral. La superficie de la isla es de formación calcárea lo que ha facilitado con el paso de los siglos, la formación de numerosas cuevas y abrigos.
Cabrera, Parque Nacional desde 1991 es uno de los más bellos de toda España. Las visitas están restringidas y para su visita es necesario solicitar una autorización a la Oficina del Parque en el 971 725 010, a la Guardería del Parque en el 630 982 363 o al 971 77 1676. En época de verano se recomienda hacerlo con tiempo ya que hay que rellenar varios impresos y suele retrasarse.
La visita está limitada a 50 embarcaciones que para su fondeo deben utilizar las 50 boyas repartidas en la bahía y que son de distintos colores dependiendo de la eslora de nuestro barco. Blancas hasta 12 metros de eslora, Amarillas hasta 15 , Naranjas hasta 20 metros y rojas para los yates más grandes. En temporada alta solo se puede fondear una sola noche, dos noches para junio y septiembre y hasta 7 días el resto del año. En el muelle solo se puede atracar bajo emergencia o con un permiso militar. Para bucear será necesario la obtención de un permiso adicional y obviamente está totalmente prohibida la pesca en cualquiera de sus modalidades.
Comenzamos la exploración de la Cabrera navegando por sus aguas de levante y lo primero que divisamos es la Cala Emboixar, a su izquierda se alzan los acantilados del Nido del Águila que dan paso a la Cala del Gobernador. Navegamos entre altos farallones fracturados por pequeñas cuevas y oquedades, teñidos de tonalidades oscuras originadas por el desgaste de la roca. Aquí destaca la Cueva de los Vientos en las alturas, así como varias nidadas de Halcón Eleonor que se dejan ver. Bordeamos el Cabo de Sa Carabasa y llegamos a otro rincón de gran interés: Una entrada de agua en la tierra llamada L’ Olla, donde se esconde L’ Olló, un lugar para fondear y pasar desapercibido, evitando de esta manera la mirada de curiosos. Además el lugar es de gran interés, ya que por encima de nuestras cabezas se alza un curioso y vistoso puente natural de roca…
Navegamos ahora más rápido por los Acantilados des Codolar buscado el punto más al sur de la isla que encontramos al cruzar el paso Es Freu, entre el pequeño islote de L’ Imperial y Sa Guàtlera. En poco tiempo llegamos al faro de la Punta de Ensiola que preside las alturas y guía a navegantes y marineros.
Nuestro siguiente destino en este bonito viaje náutico, nos lleva a la ensenada del Puerto de Cabrera, donde se encuentra el pequeño poblado y la cantina. Por tanto viramos en el Cabo des Llebeig y reducimos la marcha para entrar en la ensenada. El Castillo de Cabrera (siglo XIV) nos deja una bonita estampa recortándose en el cielo. Maniobramos entre barcos fondeados y divisamos la cantina y el poblado de la Cabrera. En la bahía que forma el puerto natural y cerca del castillo que sirvió de penal para los franceses se encuentra un espigón y embarcadero rodeado de algunas construcciones antiguamente militares y ahora restauradas para el uso y gestión del parque.
Bordeamos la Cala en Donzell y entramos en Cala Santa María buscando la Cova Blava, situada en la Sierra de Santa María. Nos acercamos despacio a la cavidad que solo se puede acceder por mar y entramos al interior de la cueva con la embarcación. Alli surge la majestuosa Cova Blava, excavada por el mar que ha creado en las rocas calcáreas una imponente oquedad que se alza sobre las olas hasta 20 metros de altura.
A media tarde, la luz del sol ilumina la cueva y dibuja sus paredes con reflejos dorados y azules. Todo un espectáculo de luz que no necesita más ni mejor sonido que el producido por el empuje de las aguas contra la cueva. El lugar es ideal para darnos un chapuzón, una experiencia única. Nadamos en un baño de Sirenas de aguas tan limpias que la transparencia es total, aguas de un azul fluorescente que sin duda, este es un baño de reyes.
Artículos y reportajes realizados por el staff de Nautical News Today sobre cultura del mar, notas de prensa del sector náutico, regatas, eventos náuticos,…