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Nuestra nefasta intervención en la cadena trófica marina

24 abril 2011

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Según recientes investigaciones, los científicos han descubierto que a causa de la sobrepesca y otros factores no menos significantes, se ha obligado a los depredadores superiores del océano a cambiar su dieta como un resultado directo de cambio del sistema ecológico inducido por el humano.

La orca es una especie de ballena, miembro de mayor tamaño de la familia de los delfines y posiblemente, el cetáceo que posee una distribución mundial más amplia, es posiblemente el mayor y más feroz cazador que habita los mares, y el más grande de los carnívoros en mar y tierra. Son animales costeros y gregarios que viven, (formando grupos de 2 a 10 individuos, aunque ocasionalmente se han visto grupos de hasta 100 individuos), principalmente en mares fríos.

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Se ha descubierto que en los últimos años, depredan al mamífero de mar más pequeño del mundo, la nutria de mar, a la que antes tendieron a no hacer caso. Las orcas se pueden comer hasta cinco por día, los investigadores dicen que esto es porque su presa habitual, leones de mar y focas, se extinguen por la sobrepesca y porque los peces han cambiado el modelo de migración causado del calentamiento global.

El efecto sobre nutrias de mar es devastador: una orca puede comer a casi 2,000 de ellas en un año. La población de nutrias de mar por las áreas grandes de Alaska occidental ha bajado aproximadamente el 25 % en un año.

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Las orcas están comenzando a tener nuevos hábitos alimenticios, siendo potencialmente más peligrosos los efectos sobre el medio ambiente y que empiezan a cobrar su precio en otros niveles de la cadena alimentaria. Toda una serie de especies están siendo afectadas. Las nutrias de mar controlan la población del erizo de mar, con el número de nutrias de mar cada vez más escaso, los erizos de mar han empezado a florecer, causando un gran destrozo a su vez los bosques de kelp que muchas especies marinas necesitan para sobrevivir y haciendo desaparecer el ecosistema costero al que despoja los bosques tan necesarios de kelp.

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No podemos negar que en otros tiempos era manifiesta la relación entre el hombre y la naturaleza, muy evidente en diversas latitudes y culturas; pero en la actualidad es también evidente un divorcio que ha traído como consecuencia el creciente deterioro ambiental que hoy padece el mundo y quienes lo habitamos. La relación entre hombre y naturaleza ha de ser de cuidado y de diligente administración y no de dominio incontrolado; ha de ser una mezcla, de colaboración, de cooperación, y no de exclusión. ¿Sera posible conseguirlo?

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Comentarios (2)

Faltó mencionar la importancia de la forma en que los erizos de mar se alimentan de los bosques de kelp, únicamente mordiendo la raíz dejando a la deriva el resto del alga, acumulándose como detrito.

Muy bueno, por cierto!