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Barcelona World Race. El mitico Cabo de Hornos

10 marzo 2011

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Antes de que se abriera el canal de Panamá en 1914, el cabo de Hornos marcaba el único paso posible entre el Atlántico y Pacifico. Fue hasta entonces que se forjó el carácter mítico de este accidente geográfico que marca el límite entre estos dos océanos. Lugar de paso de las singladuras más temidas, punto de origen más prolífico en leyendas oceánicas, el cabo de Hornos es considerado hoy el Everest de la vela. El máximo desafío al que puede enfrentarse un navegante.

Los violentos temporales que evolucionan por el Pacífico generan vientos del noroeste de hasta 50 nudos que, cuando se canalizan entre la cordillera de los Andes y la península Antártica, superan fácilmente los 70 u 80 nudos. Ello crea olas de gran tamaño a las que hay que añadirle en la primavera y el verano austral la presencia de icebergs y hielos flotantes. En el fin del verano y el comienzo del otoño, la época en la que están pasando los veleros de la Barcelona World Race, el problema añadido son las nieblas persistentes, que unidas a la merma de cantidad de horas de luz, crean un ambiente gris dramático con visibilidades que, en muchas ocasiones no permiten ver la proa del propio barco.

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Para los yates, el peligro más significativo no proviene de los vientos sino de las enormes marejadas que se crean en la zona del cabo de Hornos. Potenciados por los Cuarenta Rugientes y los Cincuenta Aullantes, hay temporales que discurren sin obstáculos durante más de 4.000 millas a través del océano Pacífico. Las olas que se crean se canalizan por el estrecho pasaje de Drake, de unas 500 millas de longitud, y entran en el cuello de botella que forman el cabo de Hornos y la Antártida, donde muy a menudo alcanzan alturas superiores a los 12 metros. Este oleaje enorme es además confuso debido a las corrientes contrarias y de peligrosas rompientes ya que se pasa de una profundidad de 6.000 metros en el Pacífico a escasos 400 metros en el pasaje de Drake.

Los IMOCA Open 60 de la Barcelona Word Race vuelan con ligereza sobre las olas y tienen la velocidad y la agilidad apropiada para anticipar las peores formaciones para los equipos de la Barcelona World Race es uno de los principales atractivos de la regata, y también uno de sus escollos más importantes. Ello no quita que el cabo de Hornos es uno de los rincones más temidos del planeta y para quien lo dobla es una hazaña. Aunque el arete de oro (símbolo que significaba que se aseguraba un entierro decente en el caso de que sus cadáveres se hallasen en el mar) haya sido suplido por la apertura de una botella del mejor champán.
Fuente: BWR