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El final de una romantica profesión, los Fareros

13 agosto 2011

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Hay profesiones que, además de ser un medio y modo de vida, llevaban consigo añadidas el romanticismo de otros tiempos, antes de la automatización de los faros, los deberes de los fareros incluido el tradicional «mantenimiento de la luz,»eran; el mantenimiento de las comunicaciones de radio y balizas, tendiendo las alarmas de la niebla la prestación de servicios de rescate… los sistemas para coordinar las señales marítimas dependían antes de procesos más sencillos y manuales, había que cambiar las bombillas, limpiar el faro y marcar el ritmo de las señales, antes se  dedicában en cuerpo y alma a la profesión.

Las nuevas tecnologías han conseguido mecanizar incluso a aquellos trabajos en los que la mano del hombre parecía imprescindible. Hoy sólo los que vivieron en el faro, saben que aquella profesión que exigía mimos, cuidados minuciosos y un amor sellado de por vida con el mar, nunca volverá.

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Los primeros faros eran las hogueras en los extremos de los puntos en las entradas del puerto, más tarde reemplazado por torres con faros similares en la parte superior. En España, los faros no llegan a adquirir carácter monumental hasta época romana, siendo la Torre de Hércules de la Coruña del siglo II, la más destacada, la cual ha conseguido permanecer, modificada en su estructura, hasta nuestros días. Las lámparas de aceite con mechas se utilizaban a partir del 1800, usando el aceite de ballena y una gran variedad de aceites vegetales, de acuerdo a la disponibilidad.

La invención de queroseno por Abraham Gesner en Nueva Escocia en 1846 llevó a la producción de lámparas de queroseno de buena calidad.

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Los reflectores parabólicos de acero pulido o cobre plateado  aumentaron considerablemente la eficacia de los faros en el siglo 19. Estos sistemas son conocidos como sistemas catoptric; sistemas de lentes simples y combinaciones de refracción de los prismas y lentes que entraron en uso en la parte media y final del siglo 19. En el año 1800 a lo largo de las costas de Europa había tal cantidad de faros que se hizo necesario inventar un sistema de identificación. Un aparato se adjuntó a la luz para producir un patrón diferente de los flashes para cada faro.

En la década de 1970 la electrificación era prácticamente completa. Lámparas modernas de vapor de mercurio y xenón eran tan poderosas que la óptica simple de vidrio prensado o de plástico sustituyen a las grandes masas giratorias de cristal y prismas. Las nuevas lámparas girado en la misma forma que el aeropuerto de balizas y luces en los edificios altos. Y por fin, la automatización ha sustituido a la tradicional guardián del faro.img6473d

La vida de los fareros, aunque se les ha dado un gran toque romántico, era tan obligada que tenian poco tiempo para ver el mar, se les exigía muchas horas de dedicación en soledad ya que la mayoría de los casos se tenían que separar de las familias durante bastante tiempo por el aislamiento y porque las condiciones de la vivienda del faro no eran las adecuadas. Esta es una profesión que se extinguirá cuando se jubilen los últimos fareros; ya quedan pocos faros que no estén automatizados y hace bastantes años que no se convocan oposiciones a fareros en España.

Sólo unos pocos de los 187 faros que existen en servicio en España mantienen viva la profesión del farero o torrero, que es como se conocía al encargado del faro en el siglo XIX. Ha sido mecanizada hasta la Torre de Hércules, la linterna más antigua del mundo en funcionamiento, con XIX siglos de historia delimitando las costas coruñesas.