Los nudibranquios son, en general, unas criaturas alucinantes. Pequeños animales (algunos no superan el tamaño de un grano de arroz) con unos colores muy vivos y un diseño espectacular, como es el caso del dragón azul, pero el título del nudibranquio más adorable se lo lleva el conejo de mar (Jorunna parva).
Este animalito de aspecto esponjoso mide 2 centímetros de largo y lo encontramos en el océano Pacífico, en las costas de Japón, Filipinas, Papúa Nueva Guinea, etc; y también en zonas del océano Indico como las islas Seychelles o Tanzania.
Aunque las imágenes más populares del conejo de mar muestran a ejemplares blancos, son más comunes los conejos de mar de tonalidades amarillentas y/o anaranjadas.
El aspecto de conejo se lo otorgan una especie de antenas, similares a las orejas de los conejos, situadas en la cabeza del animal. Estas “orejas” son en realidad órganos sensoriales, llamados rinóforos, capaces de detectar determinadas sustancias químicas que le ayuden a encontrar alimento y/o pareja.
Además de las orejas, en la parte trasera del animal encontramos otra estructura que nos recuerda a las esponjosas colas de los conejos. Esta estructura no es ni más ni menos que sus branquias, las cuales están expuestas. Llevar las branquias expuestas en la parte trasera es una característica común de todas las especies de nudibranquios.
Respecto al resto del cuerpo del conejo de mar, el aspecto “peludo” se lo otorga una capa de pequeños bastones, llamados caryophyllidia, que recubre todo su cuerpo. Por otro lado, el aspecto moteado se debe a unas pequeñas protuberancias de color negro, situadas por todo el lomo entre los bastones que acabamos de comentar. Los científicos aún no tienen claro la función de estas estructuras, aunque se especula que puedan desempeñar una función sensorial.
Este adorable animal es tóxico ya que se alimenta de esponjas, de las que es capaz de extraer las toxinas y añadirlas a su sistema de defensa para evitar ser depredado.
Como casi todos los nudibranquios, el conejo de mar es hermafrodita. Esta característica se estima que se debe a su corto periodo de vida, debido a que apenas alcanzan el año de vida, la probabilidad de encontrarse con otro ejemplar del sexo opuesto es muy escasa, así que el hermafroditismo les ayuda a asegurarse la descendencia.
El conejo de mar es sin duda, uno de los animales más adorables de nuestros océanos, pero desgraciadamente eso no le salva de sufrir las consecuencias del cambio climático y el impacto humano en los mares. En nuestras manos está cuidar y poder preservar esta y muchas otras criaturas marinas que no son capaces de defenderse del ser humano por si solas.
Comunicadora colaboradora de Nautical News Today especializada en medio ambiente marino, biología marina y ciencias del mar.