Los tiburones han estado sobre la tierra por más de 400 millones de años, incluso mucho antes que los dinosaurios reinaran en el mundo. Casi inalterables físicamente durante todo este periodo, han hecho que todos los peces, sus presas, evolucionen con la finalidad de evitarlos. Forma, velocidad, tamaño y otros han ido cambiando solo para evitar a los maximos cazadores, por lo que los tiburones son lo grandes arquitectos del oceano. Pese a su elevada edad de madurez sexual, baja reproducción y lento crecimiento eran supervivientes por excelencia y han logrado sobrevivir mucho mas que cualquier otra especie en el mundo, ellos han sabido responder a cualquier cambio que se ha presentado, pero solo hasta ahora. Al agua corresponden las dos terceras partes de la tierra, es por lo tanto la mayor y más desconocida reserva de vida en el mundo, pero aun a si hemos logrado intervenirla lo suficiente para causar grandes cambios.
El tiburón, así como los lobos y otros animales han sido víctimas de una propaganda que los ha tildado como animales devora hombres, cuando la realidad es muy lejana a eso. Anualmente mueren muchas más personas en accidentes de trafico, víctimas de asaltos, por acercarse mucho a un hipopótamo o incluso mordidos por sus propias mascotas, pero aun así tenemos un miedo irracional a los tiburones.
Así, amparados en este falso temor, se gestó una gran industria a costa de estos animales, primero fueron algunos cazadores que nos protegían de estas bestias, luego algunos pescadores deportivos y finalmente los que pensaban que sus aletas eran afrodisiacos y que prevenían al cáncer.
Fue así como los humanos desarrollaron un negocio a costa de los tiburones, el conocido aleteo o finning, una espantosa técnica de pesca que consiste en capturar al animal, subirlo a bordo, cortarle las aletas y arrojarlo por la borda. Luego el pobre animal cae sin aletas y herido al agua, donde intenta nadar infructuosamente hundiéndose hasta el fondo para luego perecer ahogado. Y todo para producir una insípida sopa que en Asia es vista como un signo de poder.
Para muchos que consideran a los tiburones una verdadera plaga, esto debe sonar como música, pero nada en la naturaleza es tan fácil. Pese a lo reprobable y antisostenible que pueda ser perder el 95% de la carne del animal al arrojarlo por la borda y todas las consideraciones éticas a la manera en que sufren y mueren, debemos agregarle que cada tiburón muerto es un paso a nuestro propio fin.
El océano, es una fuente de vida y de oxigeno, no es el bosque del sur de Chile ni la selva del Amazonas la que produce todo el oxigeno que respiramos, el gran productor de oxigeno es el mar. Como el tiburón es el máximo depredador en este sistema, su función es mantener a raya las poblaciones por debajo de él, algunas de las cuales se alimentan del fitoplancton, unas pequeñas plantas acuáticas que producen oxigeno, consumiendo el dióxido de carbono que produce el calentamiento global.
Nuestro destino está directamente relacionado con el futuro incierto que tienen los tiburones hoy en día. Han sido depredados y ahora se balancean al borde de la extinción; pero mientras no exista una real conciencia de su importancia y las personas no decidan protegerlos, la vida sobre la tierra tal como la conocemos podria cambiar pronto. Gracias Zico por tu mas que interesante post.
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