El pez sapo anda en vez de nadar y puede cambiar de color facilmente
Por lo general, uno se imagina que las criaturas más raras y extrañas de los océanos se encuentran en las profundidades, en zonas donde no llega la luz y donde, de no ser por los documentales, la mayoría no tendríamos ni idea de que hay ahí abajo. Sin embargo, no hace falta irse a tanta profundidad para ver animales de aspecto curioso y extraño, el pez sapo o pez rana es un habitante de los arrecifes de coral bastante peculiar.
Este curioso animal es originario de los arrecifes de coral Indonesios, aunque hoy en día lo podemos encontrar en la mayoría de las aguas tropicales y subtropicales de todo el mundo a una profundidad de entre 20 y 100 metros. Se estima que hay entre 45 y 50 especies distintas de peces sapo. Destacan principalmente por su aspecto un tanto grotesco, ya que tienen un diseño corporal y un color muy similar a las esponjas y corales que les rodean para ayudarle en su camuflaje. Algunos individuos de pez sapo han desarrollado ramificaciones por todo su cuerpo o algunos directamente se colocan algas encima para dar la sensación de estar cubierto de pelos y así facilitar su camuflaje.
[bctt tweet=»El pez sapo, el rey del mimetismo y la extravagancia. #Buceo #CienciasDelMar» username=»NauticalNewsTdy»]
El pez sapo tiene un cuerpo circular, similar a un globo, y de un tamaño que varía desde los 2 centímetros hasta casi el medio metro. La piel esta cubierta de púas o verrugas que le ayudan a parecerse a las esponjas. Las aletas pectorales dan la sensación de que sean manos, ya que cuando está quieto, el pez sapo se apoya sobre ellas. Además, estos peces se desplazan andando o saltando sobre dichas aletas pectorales debido a que no tienen vejiga natatoria, lo cual les dificulta muchísimo el nadar; en ocasiones si la situación del momento requiere un desplazamiento rápido, estos peces cogen grandes cantidades de agua con la boca y las expulsan por las agallas, es decir, que avanzan usando la propulsión a chorro.
Para cazar, los peces sapo utilizan una especie de caña de pescar que no es más que la primera espina dorsal, la cual se ha alargado. Esta caña de pescar tiene un señuelo que puede parecerse a una gamba, a un gusano o incluso a un pequeño pez. La táctica que utilizan es, o enterrarse en la arena dejando esta caña de pescar con su señuelo al exterior o directamente, si su camuflaje es muy bueno, se posan sobre la arena. Mueven el señuelo para simular que se trata de un animal real y así atraer a algún pez que pase por la zona. Una vez el pez esta en el rango de acción del pez sapo, este se lanza hacia a él con una velocidad tan rápida que al ojo humano le cuesta ver.
Una de las leyes indudables de la naturaleza es que el mejor modo de evitar ser comido es evitar ser visto, y la evolución ha hecho que el pez sapo lleve esta ley al límite. Debido a su camuflaje es muy difícil de encontrar y aún más de identificar, ya que los peces sapo de una misma especie pueden tener distintos colores y además, para complicarle la vida a los científicos, un pez sapo es capaz de cambiar su color en pocos días para adaptarse a su nuevo entorno; en el caso de ser visto, estos peces tragan agua para hincharse y parecer más grandes de lo que son con el fin de ahuyentar a su depredador. Otra de las adaptaciones es que algunas especies, sobretodo juveniles, en lugar de mimetizarse, han adoptado el color de especies venenosas de nudibranquios y gusanos marinos para evitar que se los coman.
Si te interesa conocer más animales que sean expertos en el mimetismo y el camuflaje, te recomendamos que le eches un vistazo a un animal que se ha vuelto un especialista en imitar a otros animales, el pulpo mimo.
Comunicadora colaboradora de Nautical News Today especializada en medio ambiente marino, biología marina y ciencias del mar.