El uso de redes de deriva ha sido prohibido en aguas de la Unión Europea y para toda embarcación perteneciente a la flota comunitaria desde 2002, y desde 2005 en todo el Mediterráneo por la Comisión General de Pesca del Mediterráneo. Sin embargo, esta actividad pesquera persiste en aguas comunitarias, al margen de la legislación vigente, entre países como Italia o Francia, y con un cierto apoyo de las autoridades nacionales competentes.
Cientos de miles de peces, cetáceos y aves mueren cada año en el Cantábrico y el Mediterráneo a causa de las redes de deriva. Las cortinas de la muerte siguen diezmando los mares. El uso y abuso insostenible de las capturas de estas redes, es, sin embargo, ilegal. La ONU pidió a todos los países una moratoria sobre su uso, que tenía que ser aplicada como máximo el 1 de enero de 1993. Después de tantos años, todo sigue igual.
Una red de deriva es un gran malla flotante, que se cala desde una embarcación. La red cuelga verticalmente desde la superficie hasta una profundidad de 30 metros. Pueden llegar a medir 20 kilómetros de longitud y permanecer a la deriva durante horas, o incluso días. Los pescadores que usan redes de deriva persiguen la captura de atunes y pez espada, pero las redes capturan todo lo que queda atrapado en su malla: peces, tortugas marinas, tiburones y rayas, delfines e incluso ballenas.
Oceana propone una serie de medidas a adoptar dentro del marco actual del Reglamento del Mediterráne con el fin de contribuir a la eliminación definitiva de este arte de pesca en aguas europeas y del Mar Mediterráneo. Estos Reglamentos pueden determinar de forma inequívoca que el uso de cualquier tipo de red de deriva para la captura de grandes pelágicos constituye una práctica ilegal enmarcada dentro de la pesca «Ilegal, no Declarada y no Reglamentada».
Para solucionar el problema y alentar a los rederos a cambiar su arte de pesca, la UE y el gobierno italiano otorgaron una subvención a la flota italiana de doscientos millones de euros en los últimos años. Sin embargo, la mayoría de los pescadores compraron más redes de deriva….
Dentro del marco legal internacional, no existe ninguna duda sobre el hecho de que las redes constituyen una amenaza para la conservación de la biodiversidad y en consecuencia su prohibición ha de hacerse efectiva ¡ya!
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