El pirata francés François l’Olonnais realmente odiaba a España con todas sus fuerzas.
Jean David Nau, conocido como François l’Olonnais «el Cruel», fue un pirata francés que vivió entre los años 1630 y 1669.
Nació en Les Sables d’Olonne y la mayor parte de su vida la pasó ejerciendo su oficio de bucanero.
François l’Olonnais llegó a las Antillas con el ejército francés cuando estaba cumpliendo con el servicio militar, aunque una vez lo acabó, prefirió quedarse en Santo Domingo.
Su carácter agriado le sobrevino al tener que sufrir en carne propia 3 años de esclavitud antes de verse admitido en la restringida sociedad de los bucaneros.
Los años que pasó entonces en el bosque, con el peligro permanente de caer prisionero a manos de lanceros españoles y de ser quemado vivo, hacen nacer en él un odio sin límite contra los españoles.
Se ganó la admiración del gobernador francés de la isla de La Tortuga, De La Place, que le confió un pequeño navío para combatir la flota española en aguas del mar Caribe.
A principios de sus días como pirata, François l’Olonnais fue atacado por marinos españoles y casi perdió la vida.
Este incidente lejos de hacerle reconsiderar su elección de carrera y convertirse en un granjero lechero o algo así, le hinchió de valor y decidió pasar el resto de su vida en una cruzada personal anti-española.
Les hizo saber exactamente lo que pretendía al decapitar a todos los miembros de la tripulación de un barco español, excepto a un hombre, enviándolo de vuelta con este mensaje: «Nunca más daré cuartel a ningún español».
Eso fue sólo el comienzo, ya que teniendo en cuenta lo que sucedió después, parece que los españoles decapitados fueron los más afortunados.
François l’Olonnais se labró una reputación, levantó una flota pirata de ocho naves y cientos de hombres y comenzó a aterrorizar la costa de América del Sur, saqueando ciudades gobernadas por España, captando buques con tesoros que regresaban a su país y en general siendo un verdadero incordio para cualquier cosa relacionada con España.
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Parece ser que también mató una gran cantidad de marineros portugueses durante este tiempo en que se dedicó a hostigar los intereses españoles, porque según contaba ¿realmente quién puede diferenciarlos?
Sin embargo, la situación se revirtió cuando el propio François l’Olonnais, volvía de saquear la costa de Venezuela, y sufrió una emboscada por una fuerza mucho mayor que la suya formada por soldados españoles.
Aun así, perdiendo a gran parte de su tripulación y sus barcos, l’Olonnais consiguió escapar y capturó a unos cuantos españoles por el camino.
El dilema ante el que se encontraba l’Olonnais y el resto de supervivientes era saber por qué camino escapar para que no toparse con más barcos españoles, ya que no se encontraba en condiciones de luchar. ¿Qué hacer?
La solución le sobrevino de forma fácil: l’Olonnais sacó la espada, la metió en el pecho de un prisionero español, sacó el corazón con las manos y comenzó a comérselo, como un lobo hambriento, diciendo al resto:» Me comeré el de todos, si no me mostráis otra ruta».
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Aunque no recomendamos usar esta técnica la próxima vez que necesites indicaciones, en este caso aparentemente funcionó como un encanto.
Los piratas escaparon fácilmente, así que si te preguntabas qué pasó con todos los jefes de los españoles decapitados que mencionamos antes … bueno, digamos que toda la tripulación cenó como reyes durante una semana.
Nunca pudieron vencerle los españoles ni por tierra ni por mar, hasta que finalmente fue capturado por indígenas de una tribu kuna que le dieron muerte en un ritual.
Editora del portal online Nautical News Today. Licenciada en Ciencias Medioambientales y especialista en recursos renovables.