El nuevo Guerrero del Arco Iris o Rainbow Warrior III de Greenpeace, un velero construido con materiales totalmente sostenibles, atracó este martes bajo los altos edificios del centro financiero de Londres en su viaje inaugural por Europa.
Los ecologistas estrenan su buque insignia al cumplirse cuarenta años de su primera acción en defensa del medio ambiente en 1971, cuando unos pocos activistas trataron de detener unas pruebas nucleares estadounidenses en Alaska.
«Estoy muy feliz por dirigir este nuevo buque. Puede navegar a gran velocidad solo con sus velas y cuenta con unos motores muy eficientes que queman la menor cantidad posible de fuel», explicó a Efe Joel Stewart, capitán desde 1989 del Rainbow Warrior II y ahora del nuevo barco.
Stewart ha participado en innumerables campañas alrededor del mundo durante más de dos décadas, con las que se ha protestado por pruebas nucleares, se ha tratado de frenar la sobrepesca y evitar la caza de ballenas y se han detenido cargamentos de madera ilegal a través de los océanos.
El capitán alegó que los activistas no corren grandes riesgos en esas misiones y sostuvo que «el que verdaderamente está en peligro es el planeta». «Los sistemas marinos están perdiendo la capacidad de absorber CO2 y producir oxígeno, y los vertidos y emisiones de la industria contaminan el agua y la comida. Esas cosas son peligrosas, no las campañas de Greenpeace», afirmó Stewart.
El segundo de a bordo del Rainbow Warrior, el español Pep Barbal, coincidió en que la tripulación del buque ecologista corre los menores riesgos posibles en todas sus campañas. «La imagen de peligro forma parte del mito del Rainbow Warrior, pero hoy en día ya no es así. Cuando planteamos una acción se minimizan los riesgos y todo lo que hacemos está en cierta manera calculado, aunque no hay nada en la vida que no tenga peligro», comentó Barbal a Efe.
El nuevo velero, de 58 metros de eslora y construido íntegramente con materiales sostenibles, permanecerá en el puerto de Londres hasta este domingo, dentro de un recorrido europeo para agradecer las donaciones que han sufragado el navío.
El Guerrero del Arco Iris III, que ha costado 23 millones de euros, puede llevar a bordo a 32 marineros y tiene capacidad para que un helicóptero aterrice en él. Toda la financiación para el nuevo barco ha sido conseguida a través de donaciones privadas, ya que la organización ecologista rechaza los fondos que pudieran ofrecer gobiernos e instituciones para que la obtención de ingresos no comprometa sus objetivos.
La nave cuenta con 1.288 metros cuadrados de velamen que permiten ahorrar cuatro toneladas de combustible al día y un pequeño motor eléctrico para realizar maniobras y recorridos cortos.
El primer Guerrero del Arco Iris fue hundido por los servicios secretos franceses en 1985, cuando pretendía entorpecer las pruebas nucleares en el atolón de Mururoa, en el sur del océano Pacífico. Después de ese incidente, la organización reconvirtió en 1989 un antiguo buque pesquero en el segundo Rainbow Warrior, que fue donado este año a Bangladesh como barco-hospital tras 50 años de vida
Ahora, Greenpeace estrena por vez primera un buque diseñado específicamente para cubrir las necesidades de los ecologistas y que se ha proyectado de modo que todo su ciclo de vida sea sostenible, desde su sistema de navegación hasta los materiales con los que se ha fabricado.
El velero cuenta con una planta de potabilización de agua marina, así como con un sistema de depuración para sus residuos orgánicos y una instalación de reciclado para el resto de desechos.
Consultor experto en Turismo Náutico y deportes de agua. Director del portal Nautical News Today, presidente de la Fundacion Water Sports Plastic Free, presidente del Consulado Internacional del Mar y miembro de la Asociacion Española de Periodistas Náuticos. Colaborador del ABC de la Vela, Onda Vasca, Cadena Ser. Promotor de eventos náuticos y viajes náuticos. Desarrollo proyectos náuticos a nivel global trabajando activamente con empresas y promotores de eventos náuticos.