Durante muchos siglos, los vikingos fueron un pueblo temido por toda Europa ya que saqueaban, mataban sin piedad y sembraban el terror por toda la costa. Pero ¿quiénes eran realmente los Vikingos?
La reputación de los vikingos como piratas y saqueadores, era bien merecida en parte, aunque también eran comerciantes, artesanos de metal y la madera, joyas e inventos que han llegado a nuestros días.
La mala fama de los Vikingos, viene en parte por los autores de las historias, casi siempre religiosos, los cuales veían sus monasterios atacados en numerosas ocasiones.
Los vikingos noruegos eran valientes, listos y tenían una visión fatalista de la vida que les animaba a tomar riesgos, es por eso que desarrollaron una capacidad de conquistar territorios sin tener en cuenta las bajas sufridas. El coraje vikingo está relacionado probablemente con su oscuro sentido del humor, tal como queda reflejado en la escritura de sus sagas. Su capacidad para reírse en la cara de la muerte y el peligro de alguna manera explica su resistencia en la batalla y el ser pioneros en los viajes por mar a tierras lejanas.
Sus expediciones los llevaron a descubrir Groenlandia, donde el líder vikingo Eric el Rojo fundó una colonia en 985. Y si aceptamos lo que hoy parece cierto, aunque nunca bien demostrado, habría sido desde esa colonia de donde el hijo de Eric, Leif, zarpó años más tarde para llegar por vez primera a las costas de América por la península del Labrador, que ellos denominaba Vinland.
Los suecos, por su parte, escogieron el camino del sur. La isla de Helgö, en el lago Malär, apenas dista 20 kilómetros de Estocolmo. En su suelo han aparecido sorprendentes depósitos arqueológicos que incluyen desde bellísimos cruceros irlandeses hasta conchas del Índico y una pequeña imagen de Buda. Junto a las grandes cantidades de monedas acuñadas en Samarcanda durante los siglos IX y X que se han recogido en Suecia, son pruebas de una colosal aventura expansiva que hoy sigue cargada de incógnitas: la epopeya de los varegos, que fundaron el reino de Rusia.
La hegemonía de los suecos en el Báltico fue muy temprana. Desde las colonias establecidas en tierras letonas y lituanas, fueron internándose en la actual Rusia. Navegantes también ellos, aunque más fluviales, utilizaron la gran cuenca hidrográfica del río Dnieper para alcanzar el Mar Negro, buscando el comercio con Bizancio y la Ruta de la Seda. Para ello, empleaban embarcaciones ligeras que podían cargar a hombros para saltar de una cuenca a otra.
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