Como la mayoría sabréis, esta semana se estrena una de las películas más esperadas de Disney Pixar, «Buscando a Dory». A pesar de la emoción y las ganas que tenemos de verla, esta película esta provocando gran preocupación entre la comunidad científica respecto al pez cirujano.
El estreno en 2003 de «Buscando a Nemo» ya popularizó a los peces payaso (Amphiprion sp) y disparó la demanda de estos peces para acuarios en un 40%, pero en cierto modo esta clase de peces resiste bien el cautiverio y se pueden cultivar en cautividad para su venta, evitando así la captura de peces salvajes. Pero aún así, se estima que cada año se extraen cerca de un millón de ejemplares de peces payaso de los arrecifes de Indonesia.
El problema que presenta «Dory», pez cirujano azul (Paracanthurus hepatus) es que su cría en cautividad es sumamente complicada y en la actualidad es prácticamente imposible conseguir que se reproduzcan en cautiverio. Esta situación provoca que todos los ejemplares de este tipo de pez sean extraídos de su medio natural, los arrecifes de coral Indo-Pacíficos. Además, a diferencia de los peces payaso, los peces cirujano azul tardan mucho tiempo en alcanzar la madurez sexual, al rededor de 2 años, por lo que si se capturan antes de esta edad se impiden que los ejemplares se reproduzcan, dificultando aún más su supervivencia.
Los conservacionistas temen que si se vuelve a dar la misma situación que con la primera película, la demanda de pez cirujano se dispare y que esto derive en un problema serio para la supervivencia de esta especie y su medio natural, ya que estos pequeños herbívoros desempeñan un papel esencial en los arrecifes.
Hay que tener en cuenta que ya de por sí las poblaciones de los peces de arrecife están luchando por sobrevivir en un mar en el que la temperatura no hace más que subir y donde la acidificación del agua está destruyendo su hábitat, los corales. Por lo que un aumento de la presión pesquera no les sentaría nada bien.
Por otro lado, no se si conocéis una de las técnicas de pesca para acuarios que, a pesar de ser ilegal, es la más usada: la pesca con cianuro. Esto consiste en rociar con cianuro la zona donde están los peces que interesan, ya que el cianuro los atonta permitiendo cogerlos con mayor facilidad. Sin embargo, el cianuro mata el coral y además se queda en el interior del pez, el cual muere al poco tiempo de ser vendido, provocando que el comprador demande más, lo que deriva en una situación de circulo vicioso. Más del 90% de todas las especies marinas que acaban en acuarios y tiendas de animales son capturadas en estado salvaje, y de este 90% se estima que un 50% es pescado usando cianuro.
Aunque la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza haya clasificado al pez cirujano azul en la categoría de “preocupación menor”, antes del estreno de la película de «Buscando a Nemo» las capturas de este pez rondaban los 75.000 ejemplares al año. Tras el estreno, sus capturas ascendieron a 400.000 peces al año. Ahora se teme que tras el estreno de «Buscando a Dory» esta cifra aumente mucho más poniendo en serio peligro la supervivencia de esta especie.
Por todo esto, desde aquí os pedimos que por mucho que os apetezca o vuestros hijos os supliquen tener a una «Dory» o a un «Nemo» en el acuario de casa, os acordéis de este articulo y de todo lo que conlleva alimentar el negocio de peces tropicales.
Comunicadora colaboradora de Nautical News Today especializada en medio ambiente marino, biología marina y ciencias del mar.