Reciente ganador del oro olímpico en la clase Nacra junto a Cecilia Carranza, Santiago Lange ha engrandecido su fama en toda Argentina. Su reconocida carrera deportiva, que acumula ya seis Juegos Olímpicos y tres medallas (bronce en Atenas 2004 y Pekín 2008, oro en Rio 2016), se ha visto magnificada por su ejemplar empeño y tesón para superar una delicada operación hace ahora un año.. y todo ello con 56 años.
Santiago Lange es conocido y querido en todo el mundo. Su talante discreto, humilde y humano es apreciado por amigos y rivales. Por ello fue la medalla que más simpatías despertó en Rio de Janeiro. Ahora ya es un ídolo en su país, donde los medios de comunicación le han catapultado a la fama.
“Viajo mucho y paso poco tiempo en casa, pero cuando tengo ocasión me gusta cocinar. No soy un chef de primera pero me defiendo”, nos explica Lange. Como no puede ser de otro modo, Argentina y asados van de la mano, incluso en su plato preferido relacionado con el mar, o en este caso con los ríos.
“El Dorado es un pez increíble. En los ríos de Corrientes abundan y allá lo descubrí, gracias a mi buen amigo Carlos Espinola (su tripulante cuando ganó las dos medallas de bronce) que es de Corrientes. Es un pez fuerte, muy agresivo y, que cuesta mucho pescarlo. Son piezas de 5-6 kilos de peso”, nos cuenta este viajero del mundo con puerto base en San Isidro (Buenos Aires). “De un buen amigo correntino que nos acompañaba a menudo aprendí a comerlo A la Estaca. Es el mismo modo que para cualquier asado, consiste en abrir el pescado por la mitad y sujetarlo a una cruz de hierro. Se acerca a la las brasas del costado de la piel y sus recias escamas. Se inclina unos 45 grados sobre el fuego y se deja que vaya asándose. Tiene una carne blanca muy sabrosa, de textura suave”.
Como suele ocurrir en los asados, se acompaña con salsas variadas, comenta Santiago Lange. “En Corrientes hacían las salsas también en las brasas. Empleaban el disco de un arado como plancha, recursos sabios de gente del campo…Allí solíamos comerlo sobre una madera grande, de una pieza, sin partirlo, y cada uno iba cortando y comiendo sobre la marcha”.
Un manera de compartir cazuelas y guisos, muy típico en tierras valencianas cuando se trata de comer arroces. “Estuve viviendo varios años en Valencia durante la Copa América 2007, y allí me aficioné a los arroces. Me traje a casa una paellera y el difusor de gas típicos que los empleo a menudo”. Santiago Lange confiesa que los platos que más aprecian sus invitados son los asados y su paella. “Es una versión que no me atrevo a llamar paella, pero me sale muy rico. La hago de campo, sin pescado, pues acá es lo tradicional, somos muy de carne”.
Periodista colaborador de Nautical News Today especialista en Gastronomía Marinera, restaurantes de cocina del mar y destinos gastronómicos.