Hace unos días, antes de la llegada de esta ola de frío polar, nos dimos una vuelta por Xàbia para sumergirnos en el Cap de Sant Martí.
Cerca de la isla del Portitxol se encuentra el punto de buceo conocido como la Cueva de la Virgen, un enclave ideal para una inmersión sencilla pero cargada de atractivos como la existencia de unos vistosos arcos que dibujan delicados contraluces. Nada más sumergirnos y tras caer en la parte alta de un montículo, al poco de avanzar encontramos un agujero de considerable tamaño en la roca por el que nos deslizamos como si estuviéramos en una chimenea que va a parar a un fondo blando donde debemos extremar el aleteo para no enturbiar esta capilla que acoge un monolito de homenaje a la virgen.
Tras salir continuamos un recorrido bordeando el montículo. Infinidad de oquedades albergan una generosa pero discreta fauna que exigirá de nuestra atención para descubrirla. Langostas que se ven delatadas por sus pronunciadas antenas y zapatillas o cigarras de mar, todavía más difíciles de descubrir, que en estas fechas son especialmente abundantes.
Es un buceo lleno de sorpresas, tantas como fracturas de la roca. El fiero congrio se esconde en lo más profundo del agujero como rechazando nuestra presencia, todo lo contrario que la morena que muchas veces reacciona sacando la cabeza como un vigía de las profundidades, mostrando una falsa actitud amenazadora mientras nos presenta sus siempre afilados dientes.
Aunque el agua está fresquita, sobre los 15º, es perfectamente soportable para una inmersión de 35 ó 40 minutos. Éste es un buceo para todos los niveles donde la profundidad máxima no sobrepasa los -20mts pero los motivos de interés se multiplican mientras recorremos los sorprendentes fondos del Cabo de San Martín de Xàbia.
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