El jueves nos escribía Jessica en su diario que el Pink Lady últimamente no había roto los récords de velocidad, estaban navegando a una constante lenta velocidad. Ayer fue demasiado lenta, pero a día de hoy ha ido mejorando: «El sol y el mar en calma nos acompaña, por lo que no estamos navegando muy rápido», nos decia. «Pero cuando el velocímetro cae por debajo de 3 nudos se convierte en una especie de prueba para mi paciencia».
«Ayer me encontré con una bandada de «groppies». Estas aves se pasaron el día junto al barco, me miraban y echaban el vuelo haciendo un gran círculo y amerizaban de nuevo junto al barco otra vez. La fascinación de las aves con Pink Lady de Ella puede haber tenido algo que ver con las galletas y hortalizas en conserva que les tiré. Pero lo que fuera que hacía que regresasen, me hacían compañía y estuve feliz por ello».
Más tarde por la noche tuve una charla a Seamus, el piloto de un avión de pasajeros que pasaba cerca. Con todas sus luces de la cabina iluminadas para que pudiese verlos, pero al final nuestros caminos no llegaron a cruzarse lo suficientemente cerca.
Hoy miercoles 17, parece que mi cuota de sol y navegacion en calma se ha agotado. De hecho no creo que las condiciones en estos momentos podrían ser más diferentes a tan sólo dos días atrás. Tenemos una lluvia torrencial, 4m de mar fuerte y rachas de 40 nudos. Nada demasiado espectacular, pero el movimiento no es precisamente cómodo y estamos escorandonos un poco; el tiempo se espera que permanezca así durante otros 6 a 12 horas antes de calmarse de nuevo. Con tres rizos en la vela mayor y el pequeño tormentín naranja, Pink Lady de Ella se encarga de subir en cada ola y acercarme poco a poco al final de mi viaje.
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