Una modelo muere en una sesión de fotográfica bajo el agua debido a una negligencia

La modelo taiwanesa Olivia Ku ha fallecido mientras realizaba un sesión fotográfica bajo el agua de una playa de Township debido a un fallo en el protocolo de seguridad para la realización de una actividad subacuática de esta naturaleza.

Olivia Ku, de 25 años de edad, casada y con una hija de cuatro años, era una reconocida modelo de Taiwan y aficionada al buceo desde hace tres años, el cual practicaba de manera esporádica.

Según los últimos datos recogidos por la investigación abierta, la modelo accedió a realizar una sesión fotográfica submarina debido a su afición a este deporte. Su trabajo consistía en caracterizarse de sirena, sumergirse en las aguas de la playa de Township, en Taiwan, y realizar su trabajo habitual como modelo con la particularidad de estar bajo el agua del mar.

En un primer momento se especuló con que Ku había fallecido debido a un ataque de asma sufrido bajo el agua pero la investigación ha arrojado datos de una clara negligencia por parte de los organizadores de esta sesión fotográfica submarina.

Al parecer el fotógrafo al cargo de este reportaje le pidió a Olivia Ku que se quitara la máscara de buceo cuando se encontraban a unos seis metros de profundidad y probablemente la instó a aguantar la respiración más tiempo del que la modelo taiwanesa podía, perdiendo el conocimiento y tragando la suficiente agua para provocarle el ahogamiento.

Según la Guardia Costera de Taiwan, al cargo del rescate y traslado de Olivia Ku al hospital donde sólo pudieron certificar su muerte, esta lamentable pérdida se podía haber evitado si se hubiera contado con la colaboración de un profesional del buceo como apoyo en el set submarino que se produjo para este trabajo.

¿Porqué nos encontramos con tantos momentos dramáticos relacionados con este deporte tan apasionante? ¿No se debería hacer algo de manera urgente para que el buceo no se terminara catalogando como un deporte peligroso?

Sólo en los últimos treinta días, cinco buceadores amateurs o profesionales han fallecido en algún accidente relacionado con el buceo y muchos de ellos se podrían haber evitado.