Yates de lujo, megayates, superyates: seguro que has buscado, encontrado y leído mucho sobre ellos, y te ha costado distinguir cuál es cuál. Hoy te contamos algunas cosas, para que los conozcas un poco más.
Cualquier yate grande y que cueste mucho dinero es un yate de lujo. Pero no hay una definición estándar que los distinga entre ellos. De hecho, ¿Cuánto es «mucho dinero» para megayates o superyates? ¿Treinta mil euros, sesenta mil, diez millones?
Para los Yates de lujo, megayates, superyates la primera frontera, y única clara, está en los 24 metros de eslora. Esta medida es la mínima a partir de la cual se aplican algunas normativas, no aplicables a embarcaciones menores, y que hacen que la construcción sea más cara (por los equipos que debe llevar) y el mantenimiento también (por las inspecciones requeridas).
En general a los mayores de 24 m de eslora se les llama megayates. Cuando se empezaron a construir cada vez mayores, y por distinguirlos de los otros más pequeños, se empezó a usar «superyates»; hoy en día la frontera estaría en el rango de los 55 o 60 m. Pero ¡atención!, en inglés se les nombra a la inversa: «superyachts» es el genérico para mayores de 24 m, y «megayachts» son los que se acercan a los 55 m.
En los últimos años, y con la tendencia al gigantismo (a día de hoy hay 36 yates mayores de 100 m, con unos cuantos más en construcción, y otros 53 por encima de 80 m), para distinguir aún más el rango se llama «gigayates» a los mayores, pero nadie especifica exactamente qué significa eso, dónde está el límite.
Los megayates se nombran por su eslora (máxima) y su nombre (lógicamente). Pero los dueños tienen poca inventiva y algunos nombres se repiten. Un armador que tiene un 30 metros, lo vende y se construye un 60 metros y le pone el mismo nombre que al anterior, que ha cambiado de nombre, como hacen la mayoría durante su vida tras cada una de las frecuentes compraventas. Además, por cuestiones de confidencialidad, el nombre del barco a menudo se esconde… ¿Complicado? Sí, por eso para distinguir los megayates se añade también el nombre del astillero constructor, por ejemplo «un 55 metros Amels», o «un 80 metros Feadship”.
Es costumbre extendida nombrar los veleros con su eslora en pies (un pie son 30,5 cm). Y en EEUU también los de motor se nombran así, aunque sean grandes: «un 187 pies Trinity”.
Hay que tener mucho dinero para comprar un megayate: como orden de magnitud, un millón de euros por metro de eslora. Pero el tamaño no es lo más importante, sino lo que lleve dentro: los equipos a bordo, el diseño, la decoración, los materiales usados, la exclusividad… ¿Quieres lo último en electrónica de navegación? Un millón más. ¿Estabilizadores «velocidad cero»? Otro millón. ¿Los mejores equipos de imagen y sonido del mercado? Otro millón. ¿Un helicóptero a bordo, o un minisubmarino? Suma y sigue. En alguno puedes encontrar hasta un Picasso.
Y cuanto más grande el yate, más lujoso, por lo que ese ratio aumenta: el «Azzam» (180 m de eslora) se dice que costó unos 500 millones de euros (¡casi tres millones por metro!).
A este precio hay que sumarle el coste de mantenimiento, estimado en un 10% anual del precio de construcción: para mantenimiento de casco y equipos, sueldos de la tripulación, amarres, etc. En comparación, llenar el depósito para cruzar el Atlántico casi parece barato.
Cualquier megayate lleva tripulación profesional: capitán y jefe de máquinas, cocinero, asistentes, camareros y similares. Y, en función del tamaño, habrá otros oficiales de cubierta y de máquinas, un electricista, un técnico en informática y comunicaciones, más personal «de hotel»…
Sí, comprar un megayate y mantenerlo es muy caro. Por eso el alquiler (chárter) ha ido ganando popularidad: escoges el barco, y la zona por la que navegar, que más te convengan en cada momento; disfrutas de tus vacaciones, y te despreocupas de la gestión del barco el resto del año. Y el rango de precios es enorme: desde barcos modestos de 24 m, a 25.000 euros por semana; hasta los más grandes y lujosos, por 600.000 (¡euros por semana!) – y a ese precio añádele un 10%, que deberás dejar de propina para la tripulación cuando te despidas de ellos.