Charter fluvial en Francia. La Camargue

La Camarga tiene algo que ofrecer a cada visitante. Nadar en las aguas transparentes del Etang de Thau o en los balnearios de la costa cercana, observar flamencos rosados, caballos salvajes o toros negros como el carbón y saborear los deliciosos mariscos y pescados en pintorescos restaurantes junto al puerto. No hay otra región de Francia que ofrezca tal diversidad de cultura, vida silvestre y campo. Quien busque combinar sol, tradición y una navegación sin esfuerzos, no puede dejar de visitarla.

La Camarga es el parque más famoso de Francia. Situado en el sureste, en el delta del río Ródano,  esta tierra de aluvion entre los dos brazos del río Ródano tiene un paisaje único donde durante siglos se ha creado uno de los ecosistemas más bellos de Europa.

Port Cassafieres, nuestro punto de partida, es un pequeño puerto sobre el Canal du Midi a algunos minutos a pie del Mediterráneo y sus playas. Su proximidad con España se nota en sus especialidades gastronómicas su cultura y la arquitectura de la región.
A corta distancia de nuestro puerto base encontramos Marseillan, una antigua ciudad, (la Phocean griega) fundada en el siglo 6 aC. A pesar de su modernidad se ha mantenido el carácter auténtico de una aldea de pescadores en las costas del Mediterráneo en donde encontramos el Bassin de Thau que es famoso por su cultivo de ostras y mejillones. A sus orillas esta el pintoresco pueblo de Bouzigues donde se puede visitar el Museo del Estanque de Thau dedicado a la actividad pesquera de la comarca y el balneario de Balaruc-les-Bains famoso por sus aguas curativas.

Siguiendo nuestra travesia nos encontramos el pueblo de Séte, entre el mar Mediterráneo y el estanque de Thau, separado por el Cabo de Agde por doce kilómetros de playas de arena fina, Sète ofrece al viajero un espectáculo con sus barrios típicos con fachadas coloreadas, atravesadas por los canales y el regreso diario de los barcos escoltados por las gaviotas.

Vamos siguiendo nuestra ruta y nos encontramos con Frontignan rodeado de un conjunto de albuferas y marismas que la separan del contacto directo con el mar, es famoso por su vino Muscat, donde visitaremos el monumento principal que es la iglesia de San Pablo, que data del siglo XII y XIII. En la portada se aprecia un friso en el que aparecen barcos y peces, recordando que en aquel periodo medieval la población era portuaria. Es todo un monumento histórico, una de las bellas iglesias fortaleza del Languedoc Roussillon.

Despues de nuestro «baño de cultura», llegamos a Palavas les Flots, un centro turístico y pueblo pesquero de callejones estrechos, entre el mar y las lagunas de aguas cristalinas; dispone de un puerto deportivo, playas de arena fina, un gran parque de atracciones y casino para nuestra diversion y relax.

A pocos kilometros nos encontramos con el pueblo de Carnon, situado a las puertas de la «Pequeña Camarga», a 15 Km. al sur de Montpellier, este pintoresco pueblo esta particularmente protegido de los vientos y los golpes de mar y se impone como una escala indispensable. Comercios, servicios, animaciones, profesionales de la navegación: todo está previsto para responder a las exigencias de una estancia de calidad. Otro tanto pasa con la vecina localidad de La Grande Motte donde encontraremos muelles repletos de comercios, restaurantes gastronómicos, inmensas playas de arena fina, tanto públicas como privadas.

No muy lejos de La Grande Motte, se sitúa la ciudad costera de Grau-du-Roi que revela su carácter típico y único que no dejó indiferente al escritor Ernest Hemingway. Este paso natural entre el estanque y el mar atrae tanto los aficionados a la naturaleza como los deportivos y gente a la última moda. Velas, buceo, pesca de altura o relax, las centenas de kilómetros de arena fina de color miel ofrecen un paisaje fabuloso, prolongado por el balanceo de las olas. Todo aquí se dedica al placer y al bienestar.

Siguiendo nuestra ruta llegaremos a Aigues Mortes, significa literalmente «las aguas muertas», esta ciudad medieval capital de la Petite Camargue es muy agradable para visitar en bicicleta o en un pequeño tren. Es un lugar único en Europa pues cuenta con el salino más antiguo de la costa mediterránea, sin olvidar el mercado semanal los miércoles y el domingo por la mañana.

Muy cerca de las ciudades romanas de Arles y Nîmes y de la ciudad fortificada de Aigües-Mortes, esta St. Gilles donde podemos visitar la abadia del S.XII y las salinas del Canal du Midi entre Aigues-Mortes y le-Grau-du-Roi dando con esto fin a nuestra navegacion por La Camargue, bonita region situada entre los dos brazos del Ródano, uno de los parajes naturales más bonitos de Europa.

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